Updated 02.11.2020
Este artículo, publicado nuevamente a partir de The Conversation bajo licencia Creative Commons, fue redactado por Olivier Dangles, ecólogo del Instituto Francés de Investigación para el Desarrollo (IRD)
Leer el artículo original (en francés).
A medida que vamos superando un récord de temperatura tras otro, nos preocupa ahora más que nunca el destino de los glaciares, víctimas emblemáticas del cambio climático.
Se presta atención al más mínimo cambio repentino del color del hielo; se intenta taparlos con sábanas blancas para reducir los efectos de la radiación; e incluso se invita al presidente francés al glaciar Mer de Glace...
Una preocupación totalmente justificada: en medio siglo, los glaciares del mundo han perdido 9 billones de toneladas de hielo; esto equivale a perder tres veces el volumen de hielo contenido en los Alpes europeos cada año.

Ilustración fantástica del Mar de Hielo en forma de dragón, de Henry George Willink (1892).
© Henry George Willink
Sin embargo, hubo un tiempo, no hace mucho, en que los glaciares inspiraban más bien miedo. Hasta finales de la Pequeña Edad de Hielo (∼1300-1860), los habitantes de los valles alpinos se quejaban con frecuencia a las autoridades civiles por los daños que causaban en los cultivos y viviendas. En esa época, los glaciares se comparaban con dragones que se aferraban a los acantilados con las mandíbulas abiertas, serpenteando por los estrechos valles y amenazando con descender sobre las aldeas.
Los dragones y los glaciares tienen muchas cosas en común en su "relación" con los humanos. Y, más allá de lo anecdótico, la parábola de los dragones subraya la necesidad de abordar la anunciada desaparición de los glaciares de manera transdisciplinar, para establecer un diálogo entre las ciencias físicas, ecológicas y filosóficas.
Extinción programada
Tenemos que hacernos a la idea. Tras habernos referido a la dinámica de los glaciares en las últimas décadas como "retroceso", "reducción" o "disminución", ahora tenemos que recurrir a un nuevo repertorio léxico: el de la "extinción".
Este proceso ya ha comenzado en muchas partes del mundo, especialmente en las montañas tropicales, donde los pequeños glaciares situados en la altitud límite del hielo (entre 4800 y 5000 m en los Andes ecuatorianos) ya han desaparecido por completo. Asimismo, los míticos glaciares del Kilimanjaro (Tanzania) o del Puncak Jaya (Indonesia) habrán desaparecido por completo dentro de unos diez años.
Pocos siglos después de la extinción de los últimos dragones, los glaciares también van a desaparecer, subyugados por los humanos y las funestas consecuencias de su forma de vida.
Hielo negro
En términos físicos, los glaciares son, como los dragones, enormes masas vivas y móviles, a menudo cubiertas por "seracs", que son grandes bloques de hielo con forma de escamas.
Compuestos por zonas de acumulación, transporte y ablación de hielo, su supervivencia se ve amenazada cuando su balance de masa es negativo, es decir, cuando la acumulación de hielo ya no es suficiente para compensar su ablación.
t déficitaire, c’est-à-dire que l’accumulation de la glace ne suffit plus à compenser son ablation.
En muchas partes del mundo, la extinción de los glaciares se está acelerando por el oscurecimiento del hielo. Este fenómeno se debe a la deposición del carbono negro contenido en las partículas de hollín emitidas por las combustiones incompletas, ya sea de los motores de gasolina, las centrales eléctricas o los incendios, a veces a varios cientos de kilómetros de los glaciares.

© IRD - Olivier Dangles
Deposición de polvo y grieta llena de agua en un glaciar del volcán Antisana, Ecuador.
Con menos reflectividad que el hielo virgen, y mayor capacidad para absorber la energía solar, este oscurecimiento acelera el derretimiento del hielo. En algunos lugares, especialmente en las zonas planas, estas partículas se acumulan, formando verdaderos agujeros, crioconitas, colonizadas por biopelículas. El metabolismo termogénico de estas comunidades de microorganismos intensifica el derretimiento.

Crioconitas en la superficie del glaciar 12 del volcán Antisana (4900 m), Ecuador
© IRD - Olivier Dangles
Aún hay poca información sobre el papel de estas crioconitas en el proceso de extinción de los glaciares; pero al igual que las "dragonitas", piedras mágicas codiciadas por los humanos que se ubicaban en la cabeza de los dragones (y probablemente la causa de su desaparición), podrían ser también uno de los puntos débiles de los glaciares.
« Hic sunt dracones »
¿Cuáles son las consecuencias de la extinción de los glaciares para la biodiversidad?
Los glaciares desempeñan un papel importante en la génesis y conservación de una diversidad considerable: especies animales y vegetales, acuáticas y terrestres, algunas de las cuales son endémicas de las zonas periglaciares, como varias especies de moscas acuáticas.
En particular, los glaciares proporcionan agua y sales minerales esenciales para la vida y crean condiciones ambientales heterogéneas e inestables que favorecen la coexistencia de las especies.

El dragón de la Patagonia (Andiperla willinki) –aquí una ninfa– es una especie de insecto del orden Plecoptera (familia Gripopterygidae) que vive en los glaciares del extremo sur de la Cordillera de los Andes (entre los paralelos 46º y 56º Sur)
© Par Paultoff — Travail personnel, Wikipedia commons, CC BY-NC-SA
En los últimos años, los científicos han descubierto que la vida también abunda en la propia superficie de los glaciares (virus, levaduras, bacterias, algas, tardígrados, colémbolos, diminutos crustáceos e insectos), y su máximo representante es... ¡un dragón! En los glaciares del extremo sur de los Andes, el dragón de la Patagonia (Andiperla willinki), un plecóptero de 2 cm de largo, pasa todo su ciclo de vida en la matriz glaciar: durante la etapa larvaria vive en el agua y en edad adulta en la superficie del hielo o en pequeñas grietas.
Esta criobiodiversidad ha desarrollado un increíble arsenal de innovaciones fisiológicas para adaptarse a la vida en el hielo, casi como los poderes mágicos de los dragones: resistencia a temperaturas extremas (-272°C), a la fuerte radiación UV o incluso al vacío sideral.
Aunque esta biodiversidad comienza a conocerse mejor en las regiones templadas, no ocurre lo mismo con los glaciares tropicales, que siguen siendo, en su mayor parte, tierras desconocidas; territorios habitados por dragones, "Hic sunt dracones", como se reseñaba en los mapas medievales. Es probable que esta criobiodiversidad desaparezca antes de que se nos desvelen todos sus secretos.
Todo un universo espiritual
Aunque glaciólogos y ecologistas llevan varias décadas escribiendo la crónica de una muerte anunciada, las ciencias humanas se han mantenido más discretas sobre el tema. Pero, al igual que los dragones temidos por los habitantes de los Alpes, los mitos y creencias relacionados con los glaciares están muy extendidos en todo el mundo.
En el Perú, por ejemplo, cientos de peregrinos visitan los glaciares sagrados (o lo que queda de ellos) en la región de Cuzco cada año durante el festival religioso de Quyllurit’i.
Los glaciares se han convertido en poderosos símbolos culturales, vinculados a las dimensiones filosóficas y morales del cambio climático. Más allá de los efectos sobre el suministro de agua, o la alimentación humana y animal, la extinción de los glaciares tendrá importantes consecuencias sociales para las comunidades de las montañas, también en el ámbito de la identidad cultural, la espiritualidad, la estética y la recreación.
Los estudios antropológicos sugieren, además, que la pérdida de glaciares puede afectar a las identidades comunitarias e individuales, a la comprensión subjetiva de la relación del ser humano con la naturaleza, o provocar una sensación generalizada de inseguridad o de ansiedad ecológica.

© IRD - Olivier Dangles
La cumbre helada del volcán Cotopaxi (5900 m), Ecuador
Durante siglos, al ser humano le han fascinado los dragones y los glaciares. Si, a pesar de su desaparición, los primeros conservan un lugar importante en nuestras culturas, ¿cuáles serán las consecuencias físicas, ecológicas y espirituales de una vida sin hielo?
En el marco del proyecto de investigación "Life without Ice", tratamos de responder a esta pregunta proponiendo un estudio integrador y transdisciplinar de la extinción de los glaciares, desde el enfoque de la ciencia de la sostenibilidad. Este enfoque difumina los límites entre disciplinas, promueve el enriquecimiento mutuo entre diferentes modelos de pensamiento y razonamiento, y combina hechos y valores, a fin de construir sistemas de conocimiento más adaptados a los desafíos del cambio climático.
Y si los glaciares desaparecieran para siempre en unos siglos, siempre podremos consolarnos con las predicciones de reconocidos científicos: el calentamiento global debería llevar al renacimiento de los dragones de verdad...
El proyecto de investigación "Life without IIe" que incluye esta publicación, recibió el apoyo de la Fundación BNP Paribas como parte del programa de la Iniciativa sobre el clima y la diversidad biológica.