Los cambios en la circulación atmosférica están acortando la temporada de lluvias en el Amazonas. Al mismo tiempo, la deforestación que se está produciendo allí está influyendo en el ciclo hidrológico de los Andes. Estos son los nuevos resultados obtenidos por el programa MOPGA AMANECER - Conexión Amazonia-Andes, dirigido por Jhan Carlo Espinoza.
El Amazonas está siendo atacado de muchas maneras. Y las principales son antropogénicas. Los incendios provocados con el fin de crear tierras agrícolas destruyeron 10 000 km² en 2019 y 2020, según Greenpeace. En 40 años se han perdido 800 000 km² de bosque. Y como muestran dos nuevos estudios, la situación no va a mejorar, tanto en lo que respecta a la intensificación de los incendios como al impacto de la deforestación en el clima regional. Ambos estudios forman parte del proyecto de investigación AMANECER - Conexión Amazonia-Andes. Iniciado en 2018, el proyecto está dirigido por Jhan Carlo Espinoza, del Instituto de Geociencias Ambientales de Grenoble (Francia), y está financiado por el programa "Make our planet great again". Su objetivo es explicar las interacciones climáticas e hidrológicas entre el Amazonas y los Andes y los impactos globales de la deforestación en el Amazonas.
El primer estudio (Espinoza et al. 2021) pone de manifiesto que el cambio climático en el Amazonas incide significativamente en los incendios antropogénicos. "Ya sabíamos que la temporada de lluvias empieza cada año cada vez más tarde, aunque siempre termina en la misma época", explica Jhan Carlo Espinoza. "Sin embargo, desconocíamos los mecanismos atmosféricos implicados. Ahora conocemos los tipos de tiempo atmosférico vinculados a estas lluvias tardías". En climatología, el tiempo atmosférico se define como la combinación más o menos duradera, desde unas horas hasta unos días, de elementos atmosféricos sustancialmente idénticos ya sea a escala regional o local.
Tiempo atmosférico y variabilidad de la temporada de lluvias
El equipo identificó nueve tipos de tiempo atmosférico: tres durante la temporada de invierno (frío y seco), tres durante el verano (caluroso y lluvioso) y tres durante los periodos de transición. Esta identificación de los tipos de tiempo, o circulación atmosférica, es el resultado de un análisis exhaustivo de datos climáticos y meteorológicos centrados en la América del Sur tropical desde 1979 hasta 2020. "Al definir estos patrones climáticos –que era el objetivo principal del estudio– hemos avanzado significativamente en la comprensión del retraso de la estación lluviosa. No obstante, quedan por resolver algunas cuestiones, en particular por qué estos fenómenos atmosféricos llegan más tarde", reconoce el hidroclimatólogo, que menciona la hipótesis de un calentamiento del Atlántico tropical vinculado al cambio climático. El segundo objetivo de la investigación era demostrar la relación entre la variabilidad anual y a largo plazo de los tipos de tiempo con el inicio tardío de la estación lluviosa.

El inicio tardío de la temporada de lluvias –en la imagen, río Santiago, Perú– favorece los incendios forestales.
© © IRD - Patrice Baby
Por último, el estudio tenía un tercer objetivo: establecer la relación entre los patrones climáticos y los incendios forestales. Como explica Jhan Carlo, los hallazgos fueron los siguientes: "Los incendios son causados por la actividad humana. Sin embargo, en los años más húmedos, los incendios no son tan intensos, ni en términos de duración ni de superficie quemada. Por lo tanto, el clima desempeña un papel importante. La función moduladora del clima en los incendios forestales era objeto de debate en la comunidad científica". No cabe duda de que, al haber menos precipitaciones anuales, la selva y su suelo están más secos y, por tanto, son más propicios a sufrir incendios más intensos. Los incendios tendrían otra consecuencia, según Paola Andrea Arias Gómez, climatóloga colombiana, miembro del IPCC y coautora del estudio: "Los incendios forestales podrían estar contribuyendo a modificar la cubierta terrestre en el Amazonas, por ejemplo, mediante la sabanización. Esto, a su vez, podría afectar a las precipitaciones".
Desde Brasil hasta Bolivia: la deforestación influye en el clima
El clima amazónico influye en los incendios de la selva tropical, pero ¿la deforestación influye en el clima regional? La respuesta es afirmativa a la vista de los resultados de la segunda publicación (Sierra et al. 2021). En este estudio, que forma parte de la tesis doctoral de Juan-Pablo Sierra, estudiante colombiano del proyecto AMANECER, los investigadores se centraron en un valle andino-amazónico de Bolivia, que se encuentra a varios cientos de kilómetros de la zona deforestada de la Amazonia brasileña.

En Bolivia, los científicos estudian el impacto de la deforestación en el clima del valle de Zongo, a varios cientos de kilómetros de distancia.
© Antoine Rabatel - IGE/UGA/IRD
El investigador nos explica: "La principal fuente de humedad de la región es el océano Atlántico. No obstante, la selva también contribuye a través de la evapotranspiración de los árboles y las plantas. También interviene en la interacción entre el suelo y la atmósfera. Por lo tanto, queríamos comprobar si la deforestación de la Amazonia podía tener un impacto en la circulación atmosférica regional y en la hidrología de un valle andino".
Para ello, los investigadores utilizaron herramientas numéricas, concretamente modelos climáticos. Las ecuaciones físicas reproducen las interacciones entre la atmósfera y el suelo. Los científicos hicieron cálculos a partir de un bosque intacto y luego redujeron su superficie en un escenario de deforestación al ritmo actual hasta 2050. "En realidad es peor de lo que esperábamos", dice alarmado Jhan Carlo Espinoza. "Debido a la deforestación, las precipitaciones en la región se reducirían entre un 20 % y un 40 % durante la temporada de lluvias, lo que agravaría el ya de por sí alto riesgo hídrico derivado de la pérdida de glaciares". Así pues, si la deforestación en Brasil continúa, las consecuencias serán dramáticas para las poblaciones andinas, principalmente en Perú y Bolivia.