Updated 06.07.2022
En Ecuador, Bolivia y Perú, investigadores y agricultores han colaborado para llevar a cabo una investigación sobre las recomendaciones de los vendedores de pesticidas. Hallaron que, en el 88 % de los casos, sus consejos no se correspondían con las recomendaciones oficiales, lo que conlleva un mal uso de los productos con un importante impacto para el medioambiente y la salud humana.
4,2 millones de toneladas. Esta es la cantidad de pesticidas que se utilizaron en todo el mundo en 2019 según la FAO. Aunque la gran mayoría se consume en los países desarrollados, en los últimos años cada vez son más los agricultores del Sur que los utilizan. En particular, en el continente sudamericano su uso se multiplicó por seis entre 1990 y 2019. No obstante, el uso, a menudo abusivo, de pesticidas tiene impactos considerables, tanto ambientales –contaminación de suelos y fuentes de agua, daños a los polinizadores–, como humanos – desarrollo de enfermedades como cáncer, alzhéimer o párkinson. Cuando se hace un mal uso de los insecticidas o se abusa de ellos, sus beneficios quedan anulados mientras que los costes para el medio ambiente y la salud siguen siendo los mismos.

© OMS - Fernando G. Revilla
En Bolivia, un hombre mezcla insecticida con agua.
Una investigación innovadora
Según la literatura científica, el problema reside en el mal uso que hacen los agricultores de estos productos. Sin embargo, un nuevo estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores internacionales en Ecuador, Perú y Bolivia también señala a los vendedores de insecticidas. "La idea de analizar las recomendaciones de los vendedores surgió a raíz de los testimonios recogidos entre los agricultores", explica Quentin Struelens, ecólogo de la UMI CEFE y autor principal del estudio. "Hemos podido comprobar que, efectivamente, por lo general, los agricultores no saben qué producto comprar, desconocen el funcionamiento y creen que los vendedores se aprovechan de este desconocimiento para venderles pesticidas más caros".

El nivel de toxicidad de cada pesticida se indica con etiquetas de diferentes colores.
© Mery Tuco
Los científicos, que forman parte del Programa de Investigación de Cultivos en Colaboración (CCRP) de la Fundación McKnightEste programa financia investigaciones participativas y colaborativas sobre la intensificación agroecológica.1, diseñaron de forma conjunta con agricultores voluntarios, principalmente propietarios de pequeñas parcelas, una metodología de encuesta innovadora: preguntar a los distribuidores por un problema ficticio en relación con una plaga y pedirles consejo. Una vez recibida la respuesta del minorista, el agricultor la anotaba en una aplicación que enviaba la información a un servidor. Estos datos incluían información sobre el producto y la dosis recomendados, que luego se compararon con las recomendaciones oficiales. En total, se realizaron 1489 encuestas en los tres países.
Respuestas incorrectas
Los pesticidas se venden a veces junto a otros productos de consumo.
© CIEE-UPB
¿Los resultados? El 88,2 % de las indicaciones facilitadas por los vendedores no se corresponden con las recomendaciones oficiales. En la mitad de los casos, recomiendan dosis erróneas y solo se aconsejan algunos modos de acción de unos pocos insecticidas, de entre todos los que existen, lo que aumenta los riesgos de aparición de resistencia de las plagas. Por último, los productos altamente tóxicos recomendados podrían sustituirse en el 15 % de los casos por productos menos peligrosos para la salud y el medio ambiente.

© Quentin Struelens et al.
El 47,9 % de los distribuidores recomendaron la dosis correcta, mientras que el 33,5 % recomendaron dosis hasta 7 veces más altas, y el 18,6 %, dosis hasta 5 veces más bajas respecto a la recomendación oficial.
¿Cómo se explican esto? "No hay recomendaciones nacionales para algunos de los cultivos de pequeña superficie que se producen en estos países", explica Quentin Struelens. "Los vendedores tampoco cuentan con una base oficial y científica a la que acudir para ofrecer productos con beneficios demostrados ni para reducir los riesgos de resistencia a insecticidas que inducen estos productos. Por otro lado, en Bolivia, por ejemplo, los vendedores a veces venden productos en el mercado que no han sido autorizados por el Estado. Además hay conflictos de interés derivados de la doble función de asesorar y vender: el vendedor necesita vender intentando aumentar el margen de beneficios, por lo que no siempre recomienda el producto más adecuado”.

Vendedor de pesticidas en un mercado de Bolivia.
© Reinaldo Quispe
Traducción y comunicación
Para reducir el uso indebido de pesticidas, los científicos proponen elaborar recomendaciones legales para todos los cultivos de la región andina, incluso los que se consideran menores. También sugieren desligar la actividad de venta de la de asesoramiento para reducir el impacto de los conflictos de intereses.
Este estudio participativo pertenece al ámbito de la ciencia de la sostenibilidad y pretende actuar en la fase de recomendación por parte del minorista, mitigando así las consecuencias negativas del mal uso de los pesticidas. Además, los resultados del estudio se traducirán al quechua, lengua hablada por diez millones de habitantes en los tres países. Los resultados del estudio también contribuirán a informar a la sociedad civil a nivel internacional, por ejemplo en redes como la Red de Acción sobre Plaguicidas , que reúne a más de 600 ONG de todo el mundo.